Robert y Jean acudieron a la comisaría que llevaba el caso a primera hora de la mañana siguiente. Para ser tan temprano había mucha actividad, se dirigieron a la recepción.
- Buenos días - saludaron al oficial que estaba detrás del mostrador.
En ese momento estaba rellenando unos impresos y levanto la vista hacia los recién llegados, los observo en silencio, al cabo de unos segundos volvió su atención a lo que estaba haciendo antes de ser interrumpido.
Jean y Robert cruzaron sus miradas sin comprender que estaba pasando, pero por mutuo acuerdo decidieron esperar a que el agente les volviera a prestar atención, lo que sucedió un buen rato después.
- Ustedes deben ser los enviados especiales de España - dijo a manera de saludo oficial, pero con un kit de ironía que nos les paso desapercibidos a los oyentes - les están esperando en el despacho del jefe - continuo señalando al final del pasillo.
Jean y Robert dieron las gracias y se encaminaron hacia la puerta de cristal que aparecía al final, dentro parecía haber una discusión bastante acalorada, por lo que lograron oír eran diversos los idiomas que se hablaban.
Tocaron la puerta con educación y esperaron la tradicional respuesta que les permitiera la entrada, esperaron durante varios minutos y al final Robert se decidió a girar el picaporte y asomar su cabeza por la rendija, de repente todos en el interior se callaron abrieron la puerta del todo, dando paso a una polvorienta oficina con un escritorio y una silla; dentro había por lo menos diez personas de diversos países, pero lo que les llamo la atención fue encontrar al Capital Ramírez en ese lugar.
- Buenos Días - saludo este en castellano - les estábamos esperando.
- Buenos días jefe - contesto Robert - sino fuera por el oficial de la puerta podríamos haber llegado antes.
- Bueno, basta ya de tonterías - refunfuño enfadado - es hora de que empiecen a trabajar - dijo tendiéndoles un carpeta - salgan ahí fuera y examínenlo. A ver que pueden sacar en claro de esto.
- A la orden jefe - esta vez fue Jean quien hablo.
Y con el expediente en la mano abandonaron la habitación, volvieron sobre sus pasos buscando un lugar donde acoplarse si exito, al final en el vestíbulo vieron un hueco en los bancos que ocupaban los delincuentes comunes mientras esperaban para ser fichados.
Se sentaron y empezaron a hojear los papeles que les habían dado, como sospechaban se trataba del Corsa blanco de Cat, según aparecía en el informe se estimaba que llevaría como veinte kilos de goma dos, por donde estaba colocada tenía que haber estallado al ponerlo en marcha, en cambio no había nadie en el vehículo cuando hizo explosión.
Según una hipótesis que parecía la más acertada, se encontraron debajo del vehículo los restos de un
gato, que al parecer fue quien acciono el mecanismo provocando la detonación.
A simple vista todo parecía encajar perfectamente, pero lo que no aparecía en los informes eran los nombres de los sospechosos del atentado. Ninguna banda conocida del país se había considerado artífice de tal hecho.
Ellos sabían algo más de lo que aparecía en los informes, podían asegurar que fueron Javier y sus compinches quienes lo hicieron, pero carecían de pruebas suficientes para inculparlos.
Pero aun quedaba una cuestión ¿como atraparlos?.
Cuando volvieron al hotel ya había pasado la hora de la comida, seguían sin saber como iban hacerlo, pero no iban a cejar en el empeño.
Cat lo vio cruzar las puertas y se puso de pie para ir a su encuentro, llevaba horas sentada en el bar de la recepción esperándolo.
- Hola, - los saludo cuando estuvo a su lado.
- Hola, - contesto Robert - si me disculpáis subiré a la habitación a descansar un rato.
Y paso ante ellos sin esperar respuesta.
Jean y Cat, se miraron a los ojos como dos contrincantes que median sus fuerzas antes del primer asalto. Jean fue él primero en romper el silencio.
- ¿Cómo estas en tu nueva habitación? - pregunto.
- Bien - contesto distraída - ¿Qué ha pasado? ¿por que habéis tardado tanto?.
Jean la condujo hacia el ascensor y cuando estuvieron en la habitación de Cat la puso al corriente de los acontecimientos del día.
Todo estaba preparado para el gran golpe, dos policías locales habían conseguido introducirse en la red y esa noche se realizaría el intercambio, todo estaba planeado de ante mano, al mismo tiempo que
daban el golpe en Taiwán, en Madrid serían apresadas varias personas.
Todo salió como tenían planeado, gracias a dios no hubo ningún problema, ahora todo quedaba en manos de los fiscales, abogados y jueces que deberían juzgar los hechos y el demostrar la inocencia de Cat ya no estaba en sus manos, suspiro plácidamente ante la idea de volver a verla, llevaban dos meses sin verse y la echaba mucho de menos.
Iría a verla con un ramo de rosas rojas, cuando llamo a su casa no hallo respuesta a sus llamadas, en su interior empezó a aparecer una sensación de desaliente que no tenía nada que ver con la dicha anterior.
Se abrió la puerta de la casa de al lado y apareció Marian en el umbral.
- Jean que alegría - saludo acercándose - ¿cómo estas?.
- Bien, Marian - saludo besando su mejilla - ¿donde
esta Cat? - pregunto intrigado.
- Cat, no esta - contesto llanamente, al ver la mirada de alarma que asalto los ojos de su hermano agrego - vamos a casa, te prepararé una taza de café y te lo contaré todo.
Y juntos de la mano se encaminaron hacia la casa vecina. Cuando estuvieron acomodados en la mesa de la cocina, Marian comenzó hablar.
- Cat, se marcho a Ruidera una semana después de volver del viajes - empezó- Su madre y Teo se trasladaron con ella, al parecer esta muy enferma.
Jean se levanto de un salto de la silla, Marian lo paro en seco ante sus palabras.
- Cat no quiere ver a nadie - vio como sus ojos se crispaban de dolor.
- Eso es una tontería - exclamo irritado - a mi si me quiere ver.
- No, Jean tu has sido la única persona a la que se ha negado ha ver rotundamente.
- Eso no puede ser - dijo dejándose caer de nuevo en la silla.
- Me temo que es así - y cogiendo la mano para consolarlo - lo siento.
Jean no podía creer lo que su hermana le estaba diciendo, no era posible que se negara ha verlo después de lo que habían compartido entre ellos, podría haber jurado que sentía algo especial por él y en cambio regresaba a casa y se encuentra con que lo había despachado de un plumazo de su vida.
jueves, 13 de septiembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario