Marta, encontró a su hija en el jardín, parecía estar mucho mejor que cuando llego, por lo menos había recuperado el color natural de sus mejillas. Pero esa mañana había algo más en su mirada que no escapo a sus ojos.
- Me alegro que estés de tan buen humor, - saludo su madre al verla esa mañana. - quería hablar contigo.
Cat miro a su madre, la verdad es que desde que estaba allí habían llegado a ser grandes amigas, por lo menos algo bueno tenia esa enfermedad, cada vez que podían mantenían largas charlas entre ellas para conocerse mejor.
- Hola mama. - saludo a su vez incorporándose para besarla en la mejilla.
Se acomodo a su lado en el borde de la piscina y decidió contarle todo como tenia previsto.
- Escucha cariño, quiero que me des tu opinión sobre algo. - miro hacia delante para darse valor - Tu sabes que desde que estoy aquí he salido con Teo algunas noches.
- Si, claro - la miro intrigada a los ojos - me parece muy bien que trates de divertirte.
- Hace mucho que falta tu padre, - sus ojos se tiñeron de pena, siempre le pasaba igual cuando pensaba en él - también sabes que le ame con locura, pero eso no significa que no haya habido otros hombres en mi vida, aunque esporádicos los hubo.
- Lo se, mama, yo nunca te he criticado por ello ni te he juzgado mal. - Cat la miro totalmente confundida ante las palabras de su madre.
- Eres una hija estupenda, la mejor que una madre puede desear, estoy orgullosa de ti. - la dio un abrazo cariñoso - Pero lo que trato de decirte es que me he enamorado de Teo, no me mires así, es distinto de como ame a tu padre, pero es amor. Bueno quiero saber que opinarías si decidiera casarme con él.
Cat miro a su madre a los ojos y vio tanta incertidumbre que no pudo resistirlo y se desplomo en sus brazos llorando de alegría. Cuando pudo controlarse se separo y la dijo.
- Mama, lo más importante para mi es verte feliz, por tanto me parece bien - sonriendo picaramente añadió - es más creo que asta me llevare bien con mi padrastro sino me pega demasiado.
- No seas tonta - exclamo Marta entre risas - claro que no te pegara.
- No estaría yo tan segura - contesto - sabes que no soy la mejor de las hijas, por tanto, no me sorprendería que se enfadara conmigo hasta ese punto.
Mientras tanto en la comisaría se libraba una batalla campal contra la burocracia.
- Nada, - refunfuño Robert - no podemos intervenir las maletas de los guías. El juez acaba de oponerse alegando el derecho de intimidad, al contener objetos personales, quedaría violado.
Jean le observaba mientras recorría la sala de juntas como si fuera un tigre enjaulado.
- ¿Le has contado, porque queremos intervenirlas?.
- Si, ¿ y sabes una cosa? - Robert se detuvo en seco y se apoyo en la mesa para mirar a su compañero a los ojos - No considera relevante el testimonio de una jovencita acusada de contrabando - observo como encajaba las mandíbulas ante su comentario - Y yo pienso algunas veces igual, puede ser una cuartada perfecta y ayudaría a su defensa que nos echara una mano. Favor por favor. - guardo silencio unos momentos - comprendes a lo que me refiero.
Jean estaba anonadado, Robert y el juez acababan de condenar a Cat, pero él mantenía su inocencia, pero sino estuviera vinculado sentimentalmente con ella ¿vería el asunto igual? ¿ o opinaría como ellos?. Se lo preguntaría después, sacudió la cabeza y se dirigió a Robert.
- Bueno, Robert no te pongas así - Jean sonrió a su amigo- En la investigación sobre el chofer hemos encontrado muchas cosas interesantes.
Y le paso la carpeta que hasta el momento tenia delante de sí.
Robert tomo la carpeta y empezó a mirar los papeles que encontró dentro.
- Muy interesante - comento concentrado - parece que este pájaro tiene buenas alas. Se ha escapado de 7 países y aun sigue volando.
- ¿Qué propones que hagamos? - comento Jean.
- Creo que deberíamos córtale las alas de una vez - se quedo callado pensando - Un momento, si intervenimos la maleta aquí, volverá a escaparse.
- Exacto - sonreía complacido ante la conclusión de su amigo - El juez ha denegado que registremos la maleta en el aeropuerto y esta no sale de ahí hasta su destino.
Robert comprendió enseguida lo que quería decir.
- Muy bien, creo que con esto añadido a lo anterior puedo persuadir al juez para intervenirla una vez que halla salido del aeropuerto en Taiwán - se levanto para marcharse pero se dio la vuelta antes de salir- ¿Como vamos hacerlo?.
- Muy sencillo -Jean sonreía ante la cara de estupefacción de su amigo - iremos a Taiwán. Nos apuntamos al siguiente viaje como simples turistas.
Robert lo miro como si se hubiera vuelto loco de remate, no podía estar hablando en serio, ¡turistas!.
- Espera, no saques conclusiones precipitadas. Ya se que no tenemos autonomía en Taiwán; pero podemos solicitarla y pedir colaboración a la justicia local para atrapar a Javier - reflexionando en voz alta - si basamos nuestros permisos en Javier y pedimos apoyo a los países de donde voló. Podemos conseguirlo. Pero si nos basamos en el narcotráfico denegaran nuestra petición sin ni siquiera considerarla.- concluyo.
- Tienes razón - pensó Robert - tal vez consigamos algo por ese camino.
Y dicho esto salio de la habitación camino del despacho del juez para exponerle el caso en ese momento.
Jean, llego pronto a casa esa tarde, a lo largo del día no había pensado en otra cosa que en volver para darla el beso que Robert frustro con tanto éxito esa mañana.
Cat, se encontraba en la cocina preparando la cena, se dirigió a ver a Tomas para decirle que se quedaría toda la noche y se podía marchar a casa.
Cat no lo oyó llegar, estaba concentrada en el pavo que se encontraba en el horno, la cocina no era su fuerte y le había costado mucho trabajo prepararlo, no quería que se quemara.
No sintió su presencia hasta ser rodeada por unos brazos que la giraban hacia su pecho.
- Hola - saludo Jean.
Y acto seguido poso sus labios en los de la mujer, el beso fue breve pero de calidad.
- Hola - contesto Cat cuando fue liberada su boca - será mejor que me sueltes, no me gustaría que se estropeara la cena - comento separándose - ¿Por que no te duchas? - sugirió - cuando bajes ya estará todo listo para cenar.
La velada transcurrió tranquila, cenaron a la luz de las velas en el salón y tomaron el café en la alfombra frente a la chimenea, la durante la cena Cat le comento las intenciones que tenían sus padres de casarse y se alegro al oír que Jean aprobaba el compromiso con el mismo entusiasmos que ella.
Mucho después, cuando los dos quedaron saciados, Jean la comento sus planes de hacerse pasar por turistas.
- Me parece bien - comento Cat, aunque preocupada ante el riesgo que iban ha correr.- He ido al medico esta mañana y me ha comentado que estoy mucho mejor, ya puedo volver al trabajo paulatinamente.
- Eso es maravilloso - la abrazo con cariño.
- Me estaba preguntando. Ya que puedo volver, puedo hacer la siguiente entrega .- sintió como se tensaba todo su cuerpo y se separaba de ella para mirarla a los ojos.
- No - fue tajante.
- ¿Por que? - se irrito ante su negativa.
- Porque es muy peligroso y no quiero que vengas. Así que quítate esa idea de la cabeza.
- Bueno en realidad solo te lo comentaba - no estaba dispuesta a ceder - Como me incorporo mañana y esa es mi ruta, estoy segura de que me enviaran a mi.
- Es que no lo entiendes - la zarandeo Jean.
Cat como respuesta le deslizo sus brazos por su cuello y lo atrajo suavemente hacia si para besarlo.
- Buenos días - saludo Cat a la recepcionista del aeropuerto.
- Cat que alegría - saludo complacida de verla - Me dijo Cristina que estabas enferma. ¿Como estas?.
- No bien del todo, pero ya puedo volver a viajar un poco - contesto con gentileza - Gracias por preocuparte Sandra.
Llego una pareja a la recepción y la conversación quedo interrumpida.
- Sandra, dame la llave para cambiar mis cosas - pidió después de que se marcharon los clientes.
- Toma - dijo entregándole la llave que guardaba debajo del mostrador junto a las otras.
Cat se dirigió al final del pasillo donde estaba la habitación contratada por la agencia para guardar todas las cosas que necesitaban y no tener que facturarlas en la aduana.
Si no fuera por Jean y Robert no haría ese viaje ni loca. Sonrió para si, la cara de Simón si fue algo inesperado, sabia que se sorprendería después de la escena en su casa, pero su cara cambio a estupefacto horror cuando le dijo que quería una parte de las ganancias. Eso si fue divertido.
- Si no dejas de mirar el vacío perderás el avión - se regaño a si misma. Y aun con la sonrisa en los labios abandono la instancia.
jueves, 13 de septiembre de 2012
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