jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Culpable o Inocente? Capitulo 5

Sin darse cuenta transcurrió la tarde, Jean se sorprendió cuando miro el reloj y vio la hora, esa noche no tenia que patrullar por las calles, ni vigilar a ningún sospechoso, pensaba ir a casa de Cat a pasar una velada tranquila en su compañía.

De repente las luces se apagaron, la tormenta que azotaba la zona empezaba a cuasar estragos, seria mejor irse a casa antes de que empezara a diluviar.

Tuvo que correr desde el coche hasta la entrada para no calarse hasta los huesos. Todo estaba demasiado silencioso, se podía oír el chisporrotear de la lluvia en el tejado, tuvo un mal presentimiento, algo no andaba bien. Había llamado para decir que él haría el turno de noche y Cat estaba sola en la casa.


- Cat .. Cat ¿donde estas? - pregunto inquieto.

Entre las sombras del vestíbulo alcanzo a ver una figura acurrucada en un rincón, de dos zancadas se puso a su lado.

- Cat. ¿que te ocurre? - nunca la había visto tan asustada.

Cat levanto los ojos con temor, de repente la luz de un rayo ilumino el vestíbulo y un temblor recorrió su cuerpo. Jean al ver su mirada desvalida se agacho para levantarla y acercándola a su cuerpo la meció como a una niña.

- Tranquila - susurraba con ternura en su oído - ya estoy aquí, tranquila.

Al estar entre sus brazos, poco a poco se fue relajando, ya no importaba la tormenta exterior, sino la que asaltaba sus sentidos al tenerlo tan cerca. Levanto la vista y la poso en sus labios, su boca era como un imán, seria una delicia sentir esos labios carnosos sobre los suyos, en un movimiento nervioso se humedeció los labios. Como en cámara lenta vio como esos labios se acercaban hasta posarse sobre ellos.

Al principio el beso fue suave, cargado de ternura, como si quisiera que olvidara todo salvo esa sensación, poco a poco fueron profundizando, despertando su deseo, Jean busco con su lengua la cavidad de Cat, está le permitió entrar, fue una locura, pensó, de repente nada existía salvo ellos dos íntimamente abrazados, sintió crecer un hormigueó en la boca del estomago, que se hacia insoportable, se acerco más a él para acoplar su cuerpo al suyo.

Jean, levanto la cabeza para mirarla, a través de la blusa podía apreciar sus pezones erectos, puso sus manos en ellos y empezó a acariciarlos, Cat suspiro de placer, volvió a besarla sin soltar una de sus presas.

Sin dejar de besarla la llevo al dormitorio, la deposito en el suelo para mirarla a los ojos.

- Cat, - empezó a decir en un susurro ronco - si seguimos a adelante, ya no abra marcha atrás. ¿Estas segura de que quieres continuar?.

- Si - contesto con voz trémula.

Muy despacio, Jean, la despojo de su ropa, era como desenvolver un regalo de navidad, siempre se pretende no romper el papel, por nada del mundo quería asustarla.

Una vez que estuvo desnuda, paseo la mirada por tan hermoso cuerpo y la atrajo salvajemente hacia el suyo para poder besarla mientras sus manos inspeccionaban su anatomía.

Cat se aparto de él, apenas si podía respirar y sus piernas temblaban por el deseo.

- Ahora me toca a mi. - dijo colocando sus manos en su pecho y empezó a desabrocharle la camisa.

Una vez estuvieron desnudos, Jean la deposito en la cama, dirigió su boca a esos pezones rosados que le atormentaban y empezó a succionarlos, Cat no pudo sofocar un grito de placer cuando sintió su mano deslizarse entre sus piernas hacia su zona más intima. Cuando creía que no podría soportar más esa tortura, Jean se incorporo y con un movimiento preciso, como si fuera un felino, entro en su cuerpo.

Cat fue transportada con mucha sabiduría a la cumbre del éxtasis. Cuando sus cuerpos quedaron saciados, ya avanzada la noche, cayeron en un sueño placentero.

Cat, fue la primera en despertarse a la mañana siguiente, el sol entraba por las cortinas descorridas a medias e iluminaba la habitación con timidez acogedora, como si supiera que dentro se encontraban dos amantes reposando después de una noche de pasión, cuyo testigo fue solamente la luna. Sintió el peso de un brazo alrededor de su cintura, con cuidado volvió la cabeza para mirarlo mientras dormía.

Al verlo tan placidamente dormido, volvió a sentir un vació en el estomago y las imágenes de lo ocurrido la noche anterior desfilaron por su mente.

Había sido hermoso, ella no era virgen, pero nunca había sentido algo tan maravilloso, ni esperaba que el simple hecho de hacer el amor, pudiera esconder algo tan salvajemente placentero, siempre pensó que las personas que escribían novelas sobre el amor, lo único que hacían era idealizar un sueño, que no era real tanta perfección, pero la noche anterior lo había experimentado ella misma en su cuerpo y tuvo que reconocer que era aun más perfecto que lo que había leído en esas novelas.

Con sumo cuidado para no despertarlo, levanto el brazo que la apresaba y se deslizo fuera de la cama.

Jean despertó solo en la enorme cama, le llego el olor a café desde la cocina y sonrió. No había sido un sueño.

- Buenos días - saludo al entrar, se acerco para abrazarla y besarla, cuando Robert entro.

- Buenos días, dormilón - sonreía, no había que ser muy listo para adivinar lo sucedido - Parece que tuviste una noche movidita, creo que es la primera vez que duermes hasta tan tarde teniendo que trabajar.

Jean, se dio la vuelta para mirar a su compañero, eran grandes amigos, pero a veces sentía ganas de matarlo.

- Buenos días - saludo irritado ante la interrupción.

Cat, con sutileza ante la tensión que había en el ambiente, producida por los dos hombres, puso una taza de café en las manos de cada uno, poso la mirada en los ojos de Jean pero no dijo nada, había visto como iba a besarla y también se sentía frustrada ante la interrupción de Robert.

- Bueno jefe, será mejor que nos vayamos - señalo Robert - ya hemos perdido mucho tiempo.

- Si, vamonos - Jean apuro su café de un trago - te vere luego.- se despidió pasando la mano por su mejilla en una leve caricia.

Tomás entro en ese momento, buscando como cada mañana su taza de café.

Como cada vez que lo veía, Cat se intimido ante la presencia del hombre, debía medir por lo menos dos metros y el ejercicio al que eran sometidos los policías, había desarrollado extraordinariamente sus músculos, era el perfecto guardaespaldas, su sola presencia intimidaría a cualquiera, se sentía segura con él cerca para protegerla.

- Estaré en la sala, por si me necesitas - cojio el periódico y el café saliendo de la cocina.

Cat, vio como se cerraba la puerta tras él, se dejo caer en una silla ante su propio café. Jean había intentado besarla esa mañana, pero estaba echa un lió, no sabia que esperaba de ella ni adonde la llevaría esa relación.

Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos de su mente, dejaría que el tiempo le diera las respuestas, viviría el presente sin dejar que el futuro la atormentara, con esa determinación abandono la instancia.

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