jueves, 27 de septiembre de 2012

“La Novia Olvidada” Capitulo 5

CAPITULO 5

El duque de Ausbit vio pasar a su hijo por delante de la puerta entreabierta de su estudio.

- Marcus - le llamo en voz alta - ¿puedes dedicarme unos minutos? - le pregunto cuando asomo la cabeza por la puerta.

Pudo notar su indecisión y como lanzaba una mirada de soslayo al pasillo tratando de decidir si atender el requerimiento de su padre o darle una excusa y seguir su camino, al final abrió un poco más la puerta y entro en el despacho, aunque con mucha reticencia.

- ¿De que querías hablarme? - le pregunto a su padre mientras aceptaba la copa de coñac que él le tendía.

- De tu prometida - dijo sin vacilar el Duque mientras regresaba a su asiento tras el escritorio - y tu falta de interés en cumplir el compromiso adquirido.

Marcus se tenso obstentiblemente ante las palabras de su padre, ese no era el mejor momento para hablar del tema, justo ahora, cuando andaba detrás de la mujer más fascinante que había conocido en toda su vida, la única mujer que le había hecho pensar en el hecho de que el matrimonio podía no ser tan malo como había pensado siempre.

Pensó en una manera de poder abandonar la habitación rápidamente y posponer la charla para otro momento.

- He decidido que te casaras este verano - el Duque no le dio ninguna oportunidad de escapar en esta ocasión, ya había llegado la hora de darle un pequeño empujón al libertino de su hijo - partirás hacia Sonmerset en cuanto termine la temporada - decreto volviendo a interrumpir sus protestas - y te casaras inmediatamente, hazte con una licencia especial y prepárate para tu viaje - automáticamente termino de hablar, abandono el despacho rumbo al salón de baile.

Marcus se quedo mirando abstraído el escritorio vació donde antes se encontraba su padre.

Sabia que tarde o temprano eso ocurriría no podía ignorar para siempre el compromiso adquirido por su familia y también sabia que no tenia más remedio que desposar a la muchacha que le habían asignado, era una cuestión de honor y él era todo un caballero.

Pero que le aspen si tenia el menor deseo de hacerlo, se paso la mano por el pelo, tratando de salir del estupor en el que se encontraba sumido y abandono el estudio rumbo a los jardines, tenia muchas cosas en las que pensar y localizar a Lady Emma ya no era una de ellas, debía mantenerse alejado de ella, seria lo mejor para ambos, bajo ningún concepto quería hacerla daño.

****************************

Emma salio del tocador de señoras y en lugar de volver al salón se quedo deambulando por el corredor con aire distraído.

Así fue como por casualidad escucho la conversación del Duque con su hijo, cuando este salio apenas tuvo tiempo de esconderse entre las sombras y hay permaneció hasta que minutos más tarde Marcus abandono la estancia con aire pesaroso, los hombros hundidos en signo de clara derrota.

Podía ver que iba ha acatar el ultimátum que su padre le había impuesto. Le vio salir a los jardines y decidió seguirlo.

****************************

Emma no tuvo problemas en encontrarlo un poco más adelante, apoyado en un árbol fumando un cigarrillo sumido en sus pensamientos.

Camino en línea recta hacia él, haciéndose oír al pisar la grava del camino, casi le había alcanzado cuando se dio cuenta de que ya no estaba solo y levanto la vista hacia ella.

Ha Emma le pareció distinguir un destello de placer en su mirada cuando la reconoció, pero fue tan breve que temió habérselo imaginado, porque sus ojos volvieron a estar tan carentes de expresión como siempre.

- Buenas noches, mí lord - saludo cortésmente Emma mientras se acomodaba en un banco cercano situado justo enfrente de donde él estaba.

- Su reputación se vera dañada irremediablemente si alguien la ve en mi compañía en el jardín - contesto Marcus a su saludo, mientras tiraba su cigarrillo al suelo y se metía las manos en los bolsillos de los pantalones, recostándose aun más en el árbol.

Emma le estudio en silencio, la verdad es que su prometido era el hombre más atractivo que había conocido en toda su vida, su estomago se retorcía de nerviosismo, solo con estar ante su presencia.

- No importa - le aseguro - usted parece necesitar compañía.

Marcus sonrió a su pesar, en realidad si que necesitaba compañía, la suya para ser exactos, pero no precisamente en el jardín donde cualquiera podría verlos.

- Pasee conmigo - dijo incorporándose y ofreciéndole su brazo.

0 comentarios: