sábado, 23 de agosto de 2008

LLEGA EL FERROCARRIL

Hace muchos años existía en las colinas un poblado llamado Chuminizades, donde sus habitantes Vivian felices.

Estaba Mama Oso, Papa pato, el cartero era un ganso llamado Joaquín.

Una tarde el Alcalde del pueblo, los reunió en la plaza y les dijo:

- Amigos míos, he recibido una carta en la cual me dicen que el ferrocarril pasara por aquí muy pronto.


Todos se miraron entre si y volvieron la vista hacia el Alcalde, este azorado contestó a su muda pregunta.

- No se exactamente de que se trata, pero me han dicho que es igual a nuestros carros, solo que no la tirado por caballos sino por dos vigas puestas en el suelo.

Estallo un murmullo entre la gente del pueblo, ¿De que estaría hablando el Alcalde?, se preguntaban unos a otros.

Hay quedo todo, al cabo de unos meses, empezaron a llegar personas nuevas al poblado. Venían a instalar el ferrocarril.

La gente del pueblo miraba como poquito a poco empezaban a ser pegadas en el suelo, tablones de madera y vías de hierro.

Los niños eran los más felices ya que jugaban entre la construcción y se sentían a sus anchas.

Por fin, llego el momento de la inauguración, iba a llegar el tren.

Y llego el día, todos se dieron cita en la estación para ver llegar al ferrocarril, estuvieron esperando durante horas, nadie quería perdérselo, llego la noche y no ocurrió nada. Los más pesimistas comentaban que nada iba a suceder, eso de los inventos.

Efectivamente nada sucedió, despacio fueron desalojando la estación los habitantes del pueblo. Mama Pato le comentaba al Sr. Panda:

- ¿Creo que los niños se sienten desilusionados?

- Yo no soy tan niño y me siento desilusionado también, tenia ganas de ver el dichoso tren.

- No se preocupe Sr. Panda vendrá en otra ocasión. - Papa Oso no pudo resistir la tentación de conformar al Sr. Panda, se le veía tan triste.

Nadie volvió a fijarse en la estación ni a esperar el tren, cuando al cabo de una semana apareció entre las montañas un nube de humo que avanzaba hacia el poblado, sus habitantes no podían saber que era, hasta que se oyó desde el campanario:

- Es el tren, viene el tren.

Todos se apresuraron a llegar a la estación, por fin iban haber el tren.

Al cabo de un rato llego la locomotora con sus vagones a la estación, la gente allí reunida observaba en silencio.

Los niños empezaron a acercarse despacio, no confiaban mucho en lo que veían, era demasiado extraño, pero pronto se encontraban subidos en la locomotora hablando con el maquinista.

- Llévenos a dar un paseo, por favor, señor. -Pedían los niños.

- Calma chicos, calma, tengo una idea. Señor Alcalde, se me ha ocurrido algo, porque no suben todos al tren y nos damos un paseo.

- Me parece una buena idea, iré a comunicarlo.

- Amigos, escuchadme, ya que para todos nosotros esto es una novedad. El maquinista se ha ofrecido a llevarnos a dar un paseo en este tres. Así que todas las personas que quieran que subas al tren, nos vamos.

Así es como la gente de Chuminizades conoció el ferrocarril.


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